Quizás lo que no soportaba de ella, eran sus abismos
Abismos filosos, calientes y sin pudor alguno que
ronroneaban en su ombligo
Ombligo que por otra parte, era como un agujero
negro que todo lo devoraba
Devoraba sus besos, sus caricias, y hasta su
lengua
Lengua que se expandía hasta el borde mismo del sin sentido
Sentido que, por otra parte, al menos cuando estaba cerca de ella, huía de la
razón
Razón que no tenía por cierto
Cierto era que no lograba comprenderla, o aprehenderla, o asirla, al menos por un
minuto
Minuto que en sus ojos se convertían en eones
Eones insignificantes que lo volvían loco de amor
Amor, ese amor que lo aterraba hasta lanzarlo al abismo
Al abismo de sus piernas hasta perder la razón.
©Mercedes Mayol
Copyright Buenos Aires
12 de julio de 2014
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