Hoy alguien
me preguntó, ¿Por qué no decimos lo que realmente pensamos o se nos pasa por la
cabeza?.
La verdad
es, que me quedé pensando largo rato en ello y tuve que reconocer, que por una cuestión
u otra tendemos a filtrar, adornar, encubrir, disfrazar o simplemente callar
aquello que en verdad pensamos. El quid de la cuestión es ¿Por qué?.
Mirando
hacia adentro, que es el único lugar real donde encontrar respuestas
verdaderas, a menos, que nos hayamos acostumbrado tanto a disfrazar hacia
fuera, que nos sea imposible reconocer nuestras propias cuitas, claro está.
Pero…haciendo
acopio de valor, me hundí en las profundidades de mi propia existencia y
comencé un largo recorrido por mis “verdades mas … vergonzosas”, pues por que
otra razón ocultaría algo que siento o pienso si no es por vergüenza o temor?
Oh!
sorpresa, me di cuenta, al menos desde mi propio sendero, que vivimos en una
constante vidriera, un eterno examen, una continua prueba desde y para el
afuera.
Nos ponemos
en una constante evaluación frente a otro u otros, siempre en esa vidriera de
inseguridad que construimos a nuestro
alrededor, una torre de cristal filosa y dolorosamente sádica para con nosotros
mismos.
Esperamos
la aceptación del otro, nos hacemos un cerco de inseguridades que solo producen
temor, un temor a lo que el otro piense de uno y esto señores, nunca es bueno,
ni sano.
Hablamos
esperando las reacciones de los demás, nos vestimos y arreglamos por y para los
demas, estamos en una constante valoración, como si tuviésemos que dar lección
de quienes somos y allí viene el temor y la inseguridad, un gesto, una carta,
un silencio se convierten de pronto en sombras que nos arrasan el alma, con el
temor de lo que el otro pueda pensar de mi, o lo que crea de mi, o que me haya
dejado de querer, que ya no me desee, que..y que..y que…y como saber que piensa
el otro cuando difícilmente podemos identificar nuestros propios pensamientos?.
Vivimos en
una sociedad neurótica, donde los constantes estímulos nos impelen a ser
perfectos, bellos, ricos, afortunados, diferentes (claro que vivimos
uniformados en esa “diferencia” y pasamos a ser todos soldaditos de lo que el
mercado dicta en ese momento, pero…creemos ser diferentes), a pensar
constantemente en el futuro, o buscar nuestras miserias en el pasado y encender
el ventilador para salpicar culpas por doquier y nos hacemos expertos en
olvidar lo mas importante, el presente, el aquí y ahora…pues en verdad, es todo
lo que tenemos…este instante…compararnos con una modelo de Vogue, genera
frustración, pues solo vemos la belleza externa y no lo que hay detrás de ese
rostro perfecto y sin manchas, otra vida, otro ser que sufre, quizás cosas
diferentes a las que vivimos a diario, por que los paradigmas son diferentes,
pero créanme…esa figura estática y perfecta sufre, por que el sufrimiento es
inherente al ser humano. No existe silicona, botox, operación quirúrgica,
tarjeta de crédito que nos alivie el dolor de ser nosotros mismos, no hay
pasaje, ni velocidad suficiente que nos aleje de esa realidad, pues donde
vayamos nos llevaremos siempre con nosotros nuestros temores y sombras.
Somos lo
que somos y vivimos la realidad que vivimos por que somos capaces de eso y solo
de eso en este momento…y está mal? No, de ninguna manera, es lo que podemos con
lo que tenemos y hemos conseguido. Se puede modificar? Por supuesto que si,
pero requiere trabajo, un trabajo arduo de sinceridad casi brutal con uno
mismo.
Ser lo que
somos parece no ser un trago fácil de digerir, sino para que tomarse tanto
trabajo en ocultar lo que pensamos realmente.
Somos seres
únicos, un juego de luces y sombras, (más sombras que luces) que reflectan
nuestra imagen hacia otros espejos a los que llamamos semejantes.
El ser
quien no se es, es un trabajo agotador, pues pesa demasiado la armadura que
cargamos para que no nos vean sin artilugios y poner en los hombros de otro nuestra
propia aceptación, con sombras incluidas, no es justo, es una acción egoísta.
Vivimos y
respiramos de acuerdo a las expresiones de aceptación o desaprobación de ese
ser en el que buscamos nuestro propio reflejo.
Darse
cuenta de esto, es saberse débil, pero darse cuenta y aceptarlo, es el principio
de la libertad…
No se puede
escalar una montaña si estando en la base, creemos estar en la cima…siempre hay
algo que está por sobre uno y es un deber para con nosotros mismos y con el
resto de nuestros semejantes, estirarnos lo suficiente (aunque duela) para ser
mejores personas, depende de uno hasta donde estamos dispuestos a llegar en esa
travesía llamada crecimiento.
Por eso…
He descubierto
que no debo estar a la altura de nadie, salvo de mi misma…aunque hoy me de
cuenta que solo mido 5 milímetros…quizás mañana, si trabajo lo suficiente, pueda
medir 6, pero hoy, es lo con lo que cuento.
©Mercedes
Mayol
27-01-2011
27-01-2011
Cuanta verdad en estas palabras. Y que trabajo arduo con uno mismo cada día no?. Bravo!!
ResponderEliminarse hace lo que se puede con lo que se tiene =))) y si, no es facil pero bien vale la pena el esfuerzo <3
ResponderEliminartodos los que te quieren, te quieren por como eres, es lo unico que esperan de ti, que seas como la cancion que dice yo no te pido que me bajes una estrella azul, solo te pido que mi espacio llenes con tu luz, aqui y en cualquier parte quien te quiera debiera hacerlo por como eres! Nada mas, aparte quien te quiera te dejara libre para ser como quieras y con quieras, asi que no hay de que preocuparse. Saludos
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