Ayer alguien me dijo: “No sé por qué te afecta tanto si esto no sucede acá”
No sé dónde estaban Uds. cuando fue el atentado de la AMIA, yo estaba en el colectivo (línea 29) yendo a una entrevista de trabajo. Estaba sentada en los asientos de atrás junto a la puerta de salida, el colectivo estaba hasta las manos de gente. Estábamos por doblar en Viamonte cuando se escuchó la explosión y sentimos el cimbronazo que sacudió el colectivo que paró de golpe. Recuerdo el silencio, la pausa espantosa del tiempo y el posterior “Dios mío! ¿Qué fue eso?” que todos susurramos al unísono. Recuerdo al chofer gritando “Todos tranquilos” no pasó nada. Una señora a mi lado dijo “Seguro fue una fuga de gas”. El tráfico se detuvo. Vi a la gente correr, el chofer subiendo la radio y gritando “Silencio, escuchen!”. Los celulares no estaban tan en boga en aquel momento, la información era más lenta. El comentarista repetía…Dios mío, Dios mío…es un atentado. Volaron la AMIA, Dios mío…
Recuerdo bajar del colectivo y ver la nube de polvo, la policía gritando que retrocediéramos, recuerdo volver a casa con la radio de otro colectivo que repetía una y otra vez…Dios mío, no se sabe el número de muertos mientras todos los que estábamos allí permanecíamos en un sopor silencioso del que no entiende que está sucediendo.
Recuerdo llegar a casa y ver en la TV las primeras imágenes…recuerdo a la gente, a mi pueblo sobre los escombros, la policía, los perros, los bomberos, la sangre, los cuerpos que iban sacando de la misma manera que vi ayer al pueblo catalán ayudando a las víctimas y haciéndoles compañía en varios casos mientras exhalaban su último aliento.
Recuerdo el horror, el espanto, la tristeza, el dolor y el quebranto de no entender por qué estábamos viviendo eso. Luego la furia y la impotencia. El duelo, la tristeza.
Recuerdo todo de ese día y los posteriores, pero sobre todo ese día, ese instante en que de pronto comprendí que no estábamos excluidos del horror.
¿Por qué me afecta lo que sucede en Barcelona?
Me afecta porque yo misma caminé por la Rambla varias veces, sintiéndome segura y querida por el pueblo catalán. Me afecta porque recuerdo lo que sentí cuando voló la AMIA, cuando cayeron las Torres, el Bataclan, Manchester y tantos otros horrores , de la misma manera que me afecta lo que sucede en México, otro pueblo al cual amo y me duele mientras un genocidio brutal de víctimas inocentes, entre ellos mi querido amigo Javier Valdéz Cárdenas, se lleva a cabo en este momento a manos del narco sin que nadie haga nada para solucionarlo.
Me afecta, porque me acuerdo de todo lo que sentí y tal vez porque sentí el mismo dolor en mi propia tierra, me identifico con el dolor, la tristeza, la rabia y la impotencia que sienten en Catalunya. Tengo muchos amigos allí, muchos, tengo una familia en Catalunya. Esta tierra que me afecta, me conmovió siempre por su solidaridad, por sus brazos abiertos, por su generosidad con todos los extranjeros que recorren, viven y trabajan en Barcelona, una ciudad que es muy similar a Buenos Aires en estas puertas y brazos abiertos a todo aquel que necesite y quiera ir a trabajar y forjarse una vida.
Me afecta, porque ya no somos pueblos aislados, estamos conectados por las redes, por internet, por el corazón. Las fronteras se vuelven cada vez más difusas, para bien y para mal. Para bien, porque esta apertura permite a miles, millones de personas buscar la paz, el trabajo, la prosperidad y la vida que no logran conseguir en su propio país, de hecho, las víctimas pertenecen a 34 nacionalidades diferentes pues Barcelona siempre ha sido y será tierra de todos. Para mal, porque unos pocos enfermos de odio y xenofobia religiosa o racial, entran también abusando de esa generosidad y asesinan a inocentes. Me afecta porque hoy nuestro mundo es más grande y extenso, mis amigos están difuminados por toda la tierra. Me afecta porque recuerdo y me arrasa esta sensación de impotencia ante el dolor injusto e irracional.
Me afecta porque este es el mundo en el que deberán vivir nuestros hijos, nuestros nietos. Me afecta, porque mi hogar hoy es el mundo y formo parte de la humanidad.
Al pueblo catalán, mi pueblo…mi más profundo respeto, amor y solidaridad en estos momentos de dolor.
Por todo esto, hoy estoy de duelo y hoy… #TotsSomBarcelona #NoTincPor#NoTenimPor #NoTenemosMiedo #WeAreNotAfraid #Barcelona
Mercedes Mayol
Buenos Aires, 18 de agosto de 2017
Ph José de Montfort
0 comentarios:
Publicar un comentario