Hoy es un día triste, al menos para mí…ha muerto un escritor, se ha marchado un cazador de sueños y ya nunca volverá a derramar los hilos de plata que componen su alma sobre aquellas páginas que tanto me han acompañado.
Desde muy niña he sido una lectora ávida, desde muy niña me he sumergido en historias que no eran mías pero que sin embargo formaban parte de mi. Cada libro, cada historia, cada relato, han formado a esta que soy hoy. He caminado por las calles sintiendo el temor de ver a Drácula aparecer detrás de un añoso árbol, he sonreído tontamente durante horas luego de leer una historia de amor, me he deprimido hasta el hartazgo solo por haber leído un relato triste, por que un libro…es una posibilidad infinita de sensaciones y emociones…un libro abre mundos que a veces pueden marcar la diferencia entre una vida vacía y sin sentido de una plena y llena de ideales.
Se que a muchos José Saramago les resultaba un hombre controversial y como todo hombre que se precie de serlo, genera odios y amores intensos. Pero yo, no veo al hombre, si no al escritor…a ese cazador de sueños que es capaz de transportarme, a sitios que me llenan el alma de ilusiones…a ese héroe que jamás existió y que sin embargo espero.
No se que creencia tenía el hombre…solo se que en algún momento, sin saberlo, compartió el corazón y el alma de esta que hoy escribe. Cada persona es única, por ende cada uno tiene una manera única de interpretar aquello que está leyendo. Un mismo relato puede significar nada o todo, puede levantarnos o aplastarnos, hacernos creer o derribar todas nuestras creencias en un solo instante…ese el poder de la pluma…un poder que implica rozar el alma del observador.
Y cada trazo de esa pluma…es un sueño atrapado en una gota de tinta…
Hoy…una de esas plumas ha dejado de escribir…
Mercedes Mayoll 18-06-2010
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