Caminaba en medio de calles que me eran familiares y a la vez desconocidas, en una ciudad rodeada de oscuras y verdes montañas. La cálida brisa parecía susurrar suaves palabras en un lenguaje ya olvidado tan antiguo y triste que sentí deseos de llorar. Las estrechas veredas parecían guiarme hacia ese lugar que necesitaba desesperadamente encontrar.
Llegué casi sin aliento hasta un viejo edificio de piedra que se alzaba frente a mi. Abrí la pesada puerta de madera y me adentré en el silencio de un lugar abandonado. Allí estaban las destartaladas escaleras que tantas veces había escalado …subí despacio… acariciando el barandal de bronce que brillaba iluminado por los rayos de luna que se filtraban a travez de los sucios ventanales. Llegué al tercer piso y caminé por el angosto pasillo apenas iluminado. La habitación 322 estaba allí… vacilé por un segundo antes de que mi mano se apoyara temblorosa en el frío picaporte. La puerta se abrió con un chirrido, hacia la oscura habitación bañada por una confusa luz de un cartel de neon al otro lado de la calle. Cerré la puerta tras de mi y me apoyé en la pared esperando a que el notara mi presencia. Se giró lentamente mientras mi corazón se detenía al ver sus oscuros ojos…ojos que yo había deseado y temido debido a su intensidad, los ojos de un extraño que cada noche me reclamaba…de los que había huido tantas veces para luego quedarme vacía y angustiada…pero esa noche no sería asi…esa noche sería diferente. Su largo cabello estaba revuelto y sus duros rasgos parecieron endurecerse aun mas al encontrarse con mi mirada. Caminó hacia mi, despacio midiendo la distancia que tan cruelmente nos separaba, acrecentando la tensión entre nosotros a medida que se acercaba. Su cuerpo se acerco a escasos centímetros del mío y el calor fue abrasador aun si su contacto…temblé…pero no de miedo si no por el deseo…olió mi cabello mientras sus ojos me recorrían hambrientos…sus manos comenzaron a acariciar mi piel encendiendo un húmedo fuego a su paso…mis piernas comenzaron a ceder y creí que moriría cuando al fin envolvió en sus brazos sosteniéndome contra el…gemí al sentir el peso de su cuerpo contra el mío…tan perfecto…tan esperado…su boca buscó la mía salvaje y furiosamente..poseyéndome…reclamándome. Mi ropa era desgarrada con su furia…mi cuerpo se contorsionaba contra el…anhelante…caliente…desesperadamente mientras las luces de neon parecían resplandecer con el sudor de su piel que me hipnotizaba… sus ojos buscaron los míos y vi la necesidad reflejada en ellos…la desesperación…el deseo contenido durante demasiado tiempo…la soledad…el hambre…y la bestia rugió en su interior mientras se hundía en mi cuerpo…tan instintivo…básico…orgulloso…posesivo…y mi sangre respondió a su frenético llamado en su mismo lenguaje…el hombre dejó de existir, la mujer en mi dejó de respirar…el era un lobo hambriento poseyendo a la luna…una y otra vez hasta derribarla de su inalcanzable trono… luego de haberla llamado tantas veces…luego de desearla cada noche…al fin era suya…su voz ronca…gutural repetía en cada embate que lo hundía mas en ella:
- mía…solo mía…
Su boca recorria mi cuerpo con angustia… abrasándolo en cada sendero ardiente que trazaba en mi piel… sus ojos cambiaron a un color rojo oscuro en medio de un duro y potente gemido de placer…sus labios se abrieron para cerrarse con furia en mi cuello…y espere sentir el dolor que tanta veces había temido….pero no fue dolor lo que produjo la salvaje herida… si no su propio placer fundiéndose con el mío…inundando mi sangre de una lujuria y pasión que parecieron estallar en todo mi cuerpo…esparciéndose como un fuego líquido y ardiente en mi alma haciéndome gritar que si… era suya…y solo suya…
Mis ojos se abrieron en la oscuridad del solitario cuarto donde dormía, aun con el corazón latiendo dolorosamente en mi pecho…con el fino camisón pegado a mi cuerpo por el sudor… mis piernas aun temblaban cuando me levanté de mi lecho.
Fui hasta la cocina aturdida por lo vívido del sueño…repitiéndome a mi misma que solo había sido eso…un sueño…el no era real, por mas que mi alma gritara desesperadamente lo contrario, por mas que mis ojos se inundaran de lágrimas por el doloroso deseo que inundaba mi cuerpo…abrí el grifo y mi mano temblorosa llenó el vaso con el agua que tomé para saciar mi sed…fui con paso vacilante al baño y lavé mi rostro cubierto de sudor…intentando inútilmente borrar el aroma a almizcle que aun me embriagaba…fue un sueño… solo eso… me repetí con la angustia apretándome la garganta…mi mirada se elevó hacia el espejo y la imagen que me devolvió me dejó sin respiración… las marcas de su boca brillaban aun como rubíes sangrientos en mi piel…mis labios se curvaron suavemente y mi corazón volvió a latir al comprender que pronto nos encontraríamos… en mis sueños..
©Mercedes Mayol
Copyright 22-04-2010
Pintura gentileza de Daniel Pico
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