Fotografía: Esperant, de Nuria Bartrina |
La
reunión
Capítulo
II
La
morgue.
Eugenio
Saldivar es el oficial al cargo de la investigación de mi muerte. Curioso que
se llame como mi gato de angora, no es alto ni bajo, canoso con una barbita
rala en forma de candado. Tiene ojos azules, pero por alguna razón no se notan
demasiado, quizás sea la oscuridad, aunque ya está raleando el sol por la
ventanita de la morgue. Desde allí lo miro. Está sentado sobre el capó del auto
patrulla azul y oro, como los colores de boca. Este país da para todo. Da la
última bocanada al cigarrillo que casi le quema los dedos de tan consumido que
está, lo tira al piso y enciende otro con un encendedor de mecha y bencina, un
clásico. Debe tener mi edad, indefinidos cuarenta y tantos. Habla con una mujer
policía que le explica algo de unos papeles que el lleva en la mano. Se ríe con
los ojos, tiene la mirada aguda y las cejas pobladas. La mujer se va y el tira
el pucho al suelo y lo pisa haciendo redondelitos con el pie, como si quisiera
esconder el crimen de haberlo desechado antes de terminarlo. Entra saludando al
guardia que está en la puerta, lo sigo. Saca la credencial y se anuncia en la
entrada aunque no haga falta, ya lo conocen. Por lo visto es de esos que caen
bien por lo cancheros, me hace acordar un poco a Columbo, no por la gabardina
que no tiene, sino por el saco arrugado, como si hubiese dormido dentro del
coche. Se sirve un café preguntando de que siglo es, la recepcionista se ríe,
se ve que le gusta. Lo toma solo, sin leche ni azúcar, otro clásico. Empuja las
puertas vaivén, caminamos por un pasillo largo, en medio tiene una ventana
vidriada que da a otro pasillo donde están sentadas las chicas. Malena se sigue
comiendo las uñas, Susana tiene la mirada perdida en sus pies, Mariela habla
por su Blackberry y Paula se está sacando el esmalte con un algodoncito. El las
mira unos minutos, sacude la cabeza y sigue caminando. Otras puertas vaivén que
dan a una sala con luces fluorescentes. La pared del fondo está llena de
puertitas con manijas como las de las viejas heladeras Siam. Un hombre pelado
con antiparras y delantal de plástico, riega mi cuerpo con una manguera verde,
el agua se escurre sobre mi piel desnuda y la sangre se escurre por unos
senderitos que rodean la plancha de metal
hasta una canaletita que da a una rejilla. Hay un olor feo, como a
acaroina mezclada con podredumbre. Nunca pensé que después de muerta pudiese
sentir olores, nunca pensé en la muerte en verdad. Saldivar saluda al pelado.
- Que haces pelado?- le
da un golpecito en la espalda- que se cuenta?
- Teniaz razón-
dice, es zeziozo, el forense es zeziozo, este país da para todo.
- En que?
- Ezto no fue zuizidio.
Mira laz marcaz en el brazo…la zacudieron lindo. – El agua se escurre por la
piel y se ven unos moretones alargaditos.- Y en el cuello también tiene, vez?
-Si, me lo suponía, pero
las marcas son recientes o son de antes? Por que por ahí a la chica le gustaba
el sexo duro.
- Zon rezientes, no maz
de zinco horaz.
- Que cagada…- Saldivar
sacude la cabeza otra vez y el pelado se encoge de hombros.
- Vaz a tener que laburar
che.- le dice golpeándole el brazo un poco mas fuerte de lo que corresponde,
creo que se la estaba guardando. – y ezo no ez todo, mira ezto…vez abajo del
maxilar? Tiene un pinchazo, que va derecho a la vena cava.
- Sabes el arma?
- Que ze yo…me vez cara
de adivino?- el pelado se cabrea- puede zer cualquier coza, una aguja de
colchonero…
- Una aguja de
colchonero, vos sos un tarado, quien usa agujas de colchonero hoy en dia?
- Voz uzaz un enzendedor caruzita
pelotudo…que ze yo. Puede zer cualquier coza que tenga punta y zea finito y
largo.
- Zuena raro dicho asi.
- No me carguez querez?
Que la autopzia te la va a hacer Montoto.
- Bueno no te cabrees,
para cuando la tenes lista?
- No te cabrees, no te
cabrees, laburo todo el día y voz veniz a cargarme…zoz un pelotudo, pero te
quiero igual, calculá que para laz zinco la tenez. Mandá a la oficial Rodriguez
a buzcarla, dame una alegría querez?
- Dale, sos un baboso.
Estar con fiambres todo el día te esta afectando el cerebro a vos.
Saldivar
hace chistes, habla con el pelado, pero en ningún momento deja de mirar el
cuerpo sobre la plancha de metal. La cara está intacta y los ojos cerrados. Hay
una herida abierta en la cabeza que parece la ranura de una alcancía. Hay otro
moretón en el estómago y de un costado sobresale la punta de un hueso. Miro mi
pubis. Tendría que haberme depilado, no esta bueno esto de que se vean los
cardos desprolijos. La próxima vez que me muera me voy a depilar antes.
Saldivar mira la etiqueta que cuelga de un hilo sisal atado al dedo gordo de mi
pie.
- Esto es una joda no?
- Que coza?- dice el
pelado cortando el chorro de la manguera y mirándolo sorprendido.
- Camila O´Gorman se
llama? Como la de la película?
- Que ze yo, ezo dezia el
reporte. Preguntale a Lopez, el llenó loz formularioz y me loz dejó aca. Lopez
tiene maz chizpa que una baboza azi que debe zer Camila O´Gorman nomaz.
- Si, debe ser. Pobre…era como un final cantado
no?, con ese nombre la mataron nomás al nacer.- sacude la cabeza otra vez- ya
esta lista para el reconocimiento?
- Dame zinco que te la
preparo.
- Bueno, mientras voy a
hablar con las mujeres que estaban con ella.
- Hay alguna buena?
- No se, una esta
pasable. Todas cuarentonas.
- Nunca una alegría
carajo…- dice el pelado y sigue manguereando.
Caminamos otra vez por
ese pasillo hasta el vidrio que da a la sala de espera. Saldivar las mira como
si fuesen bichos en un zoológico, bueno…algo de eso hay. Malena está con el
dedo índice en la boca, Susana está llorando y asiente a algo que le dice
Mariela sin dejar de mirar su Blackberry acariciando el botoncito del medio
arriba y abajo. Paula se sacó la camisa y la flor roja que ya no es tan roja se
asoma por el bretel de la musculosa que lleva puesta. Saldivar se acaricia la
barba, hace un gesto extraño con la boca, como si le diera un beso al aire y
vuelve a mover la cabeza, pero esta vez para hacerse sonar las cervicales que
crujen como vidrio molido. Amaga a sacar algo del bolsillo, pero se detiene
justo antes de meter la mano dentro. Bufa un poco y camina hasta la recepción.
La chica lo mira con las pestañas entornadas y abundantes, se ve que se retoco
el maquillaje por que antes no las tenía así, definitivamente le gusta y
Saldivar ni pelota.
-
Hacelas
pasar a todas- le dice a la morocha de pestañas abundantes
-
A
todas juntas?
-
Si, a
todas…- contesta Saldivar caminando hacia la morgue otra vez.
-
Como
Ud. Diga inspector…- arrastra las palabras junto con las pestañas…una se le
pega con el rimel y le queda el ojo chinito, pero Saldivar no se da cuenta.
Esperamos
un rato y se escucha un Por alla al
fondo, está el inspector esperándolas.
Los
tacos castigan las baldosas, mmm…que olor
asqueroso!! Es la voz nasal de Mariela, el resto…silencio mortal y nunca
mejor dicho.
-
Ud.
Es el inspector?- otra vez Mariela, con una mano en la cintura y apuntando al
inspector con la Blackberry- hace dos horas que nos tienen aca, ni que fuésemos
delincuentes. Cuando nos van a dejar ir?
-
Shhhh…tené
mas respeto querés!…- Susana se suena la nariz, tiene los ojos hinchados,
parece un mongol resfriado.
-
Vos
callate tarada, no ves que no se puede hacer nada?- ahora el Blackberry apunta
a Susana- esta muerta…se mató y como todo suicida ni pensó en nadie mas que en
ella y en flor de kilombo nos metió. Decí que esta muerta que sino la mataba
yo.
-
Por
que no terminamos con esto de una vez- susurra Malena que se está comiendo los
nudillos…no le quedan mas uñas. – que tenemos que hacer inspector?
Saldivar
las mira como si fueran de otro planeta, Paula mira a Saldivar, luego a Mariela
y luego a Saldivar otra vez. Tiene el delineador corrido y el labial cubriendo
a medias los labios en forma de riñón, como la flor roja que no es roja, se le
notan las raíces negras en el cuero cabelludo, y el contraste con la luz
fluorescente es mas fuerte. No se bien si no es la moda, o eran las puntas que
se ponían de otro color?...Cambia el peso del cuerpo de un pie a otro, las
sandalias Sarkany la deben estar matando.
-
Necesito
que reconozcan el cuerpo.- la voz de Saldivar retumba en las paredes
-
Y
para eso nos necesita a todas?...me está tomando el pelo?- el Blackberry apunta
en medio de los ojos a Saldivar a quien no se le mueve un pelo.
-
Si…-
es todo lo que contesta mientras da dos golpecitos en la puerta.
-
Pazennnn…-
grita el pelado desde dentro.
Saldivar
empuja la puerta con una mano y con la otra les indica que pasen. Primera en la
fila va Mariela taconeando, segunda Malena temblando, tercera Susana sonándose
la nariz ruidosamente y por último Paula que no emite sonido, me pregunto si no
se le habrá trabado la lengua enserio en los Bracket. El pelado está junto a la
mesa de metal, se sacó el delantal de plástico pero tiene las antiparas en la
cabeza que no combina con la cara adusta y luego habla y la embarra mas.
-
Eztán
preparadaz?- parece un mago mas que un forense.
Todas
asienten al unísono. Saldivar las mira con atención, sino fuese que estoy
muerta a mi se me detendría la respiración…pero no respiro así que nada. El
pelado corre la sábana a la altura del pecho. La piel blanca y lisa, los ojos
cerrados y la ranura en la cabeza tapada apenas por el pelo mojado.
Susana
abre enormes los ojos, luego los cierra y se desmaya, el cuerpo se desparrama
en las baldosas con un ruido sordo, Mariela exhala un La puta madre…y se queda trabada mirando la ranura, Malena se tapa
la boca con una mano mientras mete debajo la otra para comerse lo que le resta
de nudillos, tiene los ojos vidriosos, Paula hace un movimiento raro, como si
fuese a hablar, abre y cierra la boca, parece un pez ahogándose fuera del agua,
se pone blanca como una hoja y vomita los zapatos de Saldivar quien da un
saltito atrás y grita Carajo!!. El
pelado se ríe entre dientes.
- Es
ella…- dice Mariela sin despegar la mirada de la ranura- es Camila…
©Mercedes
Mayol
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Buenos Aires, 25-10-2012
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